Y ¡por fin llegamos a Cuba! Un sueño de hace años.
Nada más llegar, nos pusimos enseguida a trabajar con más de 140 jóvenes provenientes de toda la isla. Alegres, dispuestos y tenaces, aprendieron en dos sesiones de workshop la pieza que junto con nosotras representarían en el concierto.
Más allá de las dificultades que cada joven cubano afronta, encontramos –no sólo en ellos, sino también en todas las personas con las que hemos estado- una plena disponibilidad y una gran capacidad de crear grupo, de hacer familia, de “Creer en el nosotros”.
Muchos nos decían: “He comprendido que hace falta aceptar todo; todo lo que cada uno hace es importante. Para cambiar el mundo, debo cambiar antes yo mismo”.
“Gen Verde ha sido la mejor experiencia porque vosotras nos proponéis retos, ya que para crear un grupo es necesario romper las fronteras, no hay que pensar ni en razas, ni en religiones ni en culturas. Me he dado cuenta que si hacemos esto, el mundo puede ser uno”.
“Considero che los desafíos son muchos, cada cual tiene un modo de cantar, de bailar, cada uno tenemos una filosofía de vida y como reto tenemos la unidad, la diversidad e integrarnos y alcanzar al final la unidad que trae consigo todos estos maravillosos resultados”.
Acabado el concierto, con el público en pie, después del bis, los chicos han entonado“Por el nosotros yo estoy”, como una especie de Himno que identifica sus vidas, un modo de vivir que los lleva adelante.
Partimos con toda esta belleza en el corazón, seguras que este «creer en el nosotros» permanecerá en ellos como semilla de quien construye una nueva sociedad.
