“Estábamos en pleno tour por España y desde Italia llegaban noticias preocupantes sobre el Covid-19 y el aumento de contagios. Había que decidir si suspender o no la gira y cómo regresar a Italia. Pocas horas (mejor dicho, minutos) para tomar la decisión, comunicarlo a los organizadores y tan sólo en un día, embarcarnos en el último barco que salió de Barcelona”.
Un recuerdo que sigue todavía muy vivo y que Mileni del Gen Verde comparte meses después, cuando parece que la pandemia del Covid-19 esté volviendo.
Y en estos 4 meses el Gen Verde ha transformado una situación dolorosa en una gran oportunidad: “enseguida nos preguntamos –cuenta Annalisa– cómo ayudar a las personas; a diario recibíamos noticias de amigos que habían contraído el virus y nos pedían que estuviésemos cerca de ellos… pero ¿cómo? ¿De qué forma no dejarlos solos en estos momentos tan terribles respetando la distancia social? Nos vino de inmediato una idea, tal como han hecho muchos otros artistas en todo el mundo: la de conectarnos desde nuestra casa”.
Así comenzó la aventura del primer streaming: pocos instrumentos, una escasa red de internet para soportar una conexión que quién sabe cuántos verían.
Transcurridos unos meses, podemos decir que han sido muchos los streaming que ha llevado a cabo el Gen Verde, así como decenas y decenas han sido las reuniones a través de zoom, instagram, skype… ocasiones todas ellas de encontrar a jóvenes y menos jóvenes del mundo entero: desde Filipinas a Argentina, desde USA a Rumanía, desde Italia a Australia… También estos meses han sido la cuna apropiada para la creación de nuevas composiciones: desde el monólogo Il silenzioa la pieza musical Tears and light, sin olvidar los videos realizados expresamente para compartir, incluso a la distancia, el triduo pascual… y todo se ha compartido inmediatamente por las redes sociales, el canal YouTube e Internet.
Un trabajo enorme, puede que hasta mayor del que se hace durante una gira o en los talleres con los jóvenes, y el Gen Verde no ha escatimado esfuerzos ni ha dicho nunca no a cualquiera que quería vivir un momento de intercambio con ellas. “Estamos súper contentas -dice Marita- porque en este tiempo, a pesar de las dificultades, con estas citas digitales nos hemos encontrado con cientos de miles de personas; no puedo decir que sea lo mismo que en vivo… falta el contacto físico, mirarnos a los ojos, pero puedo decir que nunca en sólo 4 meses, habíamos podido encontrarnos con tantas personas. Para nosotras del Gen Verde ha sido una experiencia que ha superado cualquier expectativa”.
Y ahora, tras el último encuentro de este primer ciclo, el Gen Verde se dedica a nuevos proyectos y a nuevas propuestas para compartir lo más pronto posible.
En resumen, el Gen Verde mira siempre a lo lejos y no se detiene jamás. Pero ¿cuál es el secreto? “Nosotras vivimos sin mirarnos a nosotras mismas – explica Sally – lo que nos interesa es construir relaciones orientadas hacia la fraternidad universal. En este periodo de pandemia hemos recibido muchísimos ecos después de nuestros directos y estas impresiones son las que nos han hecho ir siempre adelante tratando de dar lo mejor de nosotras. No nos engañamos, ni queremos engañar a nadie: la pandemia no ha sido una broma y la situación en muchos países es muy crítica todavía, pero estamos seguras de que todo lo que hemos hecho ha significado para muchos vivir un momento de respiro y de alivio, al menos”. De hecho, los correos y los mensajes que han llegado al Gen Verde por las redes hablan precisamente de esta sensación de paz y de serenidad. Ahora, seguimos adelante con la preparación de nuevos proyectos y el lanzamiento de nuevas canciones para poder dar esperanza a este mundo tan necesitado.“
Tiziana Nicastro