En Guatemala, experiencias fuertes vividas con cada uno, conocernos, alegrías..: días intensos que nos dejaron la impresión, como en todas las etapas de esta gira, de haber visto cumplido un sueño común.
Los niños del Centro Educativo Fiori–si nos habéis seguido por las redes habréis visto qué estupendos son– nos robaron el corazón desde el primer momento en que nos vimos. Imaginad cómo nos emocionaron cuando, el día en que nos íbamos, varias clases quisieron venir a despedirnos cantando “Por el nosotros yo estoy”.
Los 200 jóvenes con los que trabajamos, en cortos aunque intensos workshop, no se quedaron atrás. No paraban nunca a pesar de las evidentes dificultades características de su tierra. “Para mí ue conmovedor ver cortar las ramas del árbol para construir los palos que se usarían en la percusión. Me dije: no podemos quedarnos en los siete cubos (utilizados como tambores) que había para este taller. Por lo que con unas sillas ampliamos el grupo a otros diez chicos y montamos una auténtica ‘Street Percussion’ como nunca la habíamos hecho, con una dignidad jamás vista”.
En fin, una inmersión en las maravillosas culturas indígenas de este país gracias a las visitas a la “Antigua Guatemala” y después –durante el inolvidable “encuentro de familia” con la comunidad del Movimiento de los Focolares– a través de las canciones, las danzas y las poesías que nos quisieron ofrecer.
Y, por último, llegamos a El Salvador, la tierra de monseñor Óscar Romeromártir por amor a su pueblo y profeta de una nueva esperanza, que –idealmente- hemos llevado a distintas partes del mundo por medio de nuestra canción “Voz de la Verdad”. Cantarla justo aquí, delante de la Plaza mencionada infinidad de veces –sobre todo por Xochitl, nuestra salvadoreña– nos sobrecogió. Nosotras y el público, una sola voz.
Nos hemos sentido peregrinas tras sus pasos, conociendo a su gente, con sus problemáticas y los sueños de sus jóvenes.Jóvenes con una determinación especial, que cada día se arriesgan en medio de un contexto de violencia y pobreza que limita sus expectativas y aplasta su visión de futuro. Pero hemos admirado su fuerza, la capacidad de crear espacios de fraternidad y el fuerte testimonio del Evangelio incluso en los ambientes más difíciles.
Damos la palabra a los 100 jóvenes que participaron en Start Now.
“Este workshop nos ha ayudado a reconocer que tenemos una luz interior. Alguno la ha encontrado, otros que tenían muchos temores ahora saben que pueden afrontarlos con la ayuda de alguien que le diga aunque sólo sea: ‘¡venga que puedes!’”.
“Hemos descubierto que podemos ser felices incluso sin la tecnología que a veces distrae la atención de las cosas verdaderamente importantes. Podemos hacer algo distinto sin estar apegados a los medios de comunicación, podemos trabajar en equipo”.
“En algunos de nosotros la alegría se había apagado, este proyecto nos ha ayudado a volver a encontrarla, ahora podemos transmitir la felicidad a través de una sonrisa”.
“Debemos empezar a romper las barreras y a compartir también en nuestras parroquias lo que hemos descubierto”.
Después de El Salvador, al igual que después del encuentro con cada pueblo de Centroamérica, nuestra vida no será la misma. Resuena en nuestros corazones «dar la vida por la propia gente», y el deseo de darlo todo para seguir promoviendo la paz en los lugares donde está más amenazada.