El jueves 23 de febrero salimos de Loppiano con destino a un lugar especial: la cárcel de Cappane, en Perugia. Al llegar, tras los controles habituales, las puertas, las rejas, los altos muros con las alambradas, pudimos ver las ventanas de las celdas desde donde se oían algunos silbidos, algunos gritos también algunos saludos al padre Francesco, el sacerdote que nos acompañaba. Él va todos los días a estar con los reclusos; de hecho, fue uno de los organizadores de este momento.
Luego llegó la hora del encuentro con el anuncio de la llegada de los presos. Primero, la bienvenida a los hombres y después a las mujeres. Las primeras miradas no se pueden olvidar fácilmente. Hubo quien entró sin ocultar su curiosidad, quien fingía no estar interesado, e incluso hubo alguna mirada desafiante… pero la razón principal por la que es difícil olvidarlas fue precisamente la transformación de esos ojos al final del encuentro.
Se produjo un momento clave de esos que se llaman «bisagra» porque marcó un antes y un después. Ocurrió cuando Colomba (cantante y música coreana) contó su historia. El silencio, que hacía sentir la profunda escucha de la sala, fue intensísimo. Quien antes estaba hacía ruido paró de hacerlo, hubo incluso quien escondía alguna lágrima… y después, la canción «I’ve got hope«, en la que se respiraba algo sagrado. Tal vez porque todos los que estábamos allí sentíamos resonar en nuestro interior las palabras de la canción: ‘cada semilla lleva en sí misma el poder de crecer, en cada muerte está la promesa de una nueva vida’.
Al día siguiente, el padre Francesco nos escribió: «Hoy en la cárcel -por primera vez en cinco años- las palabras más repetidas eran: ‘gracias’, ‘ayer fue precioso’, ‘estuvieron geniales’, ‘estuvieron fantásticas’. Y esto lo decían todos, ¡trabajadores y reclusos! Hoy en todos los lugares de la prisión se hablaba de la alegría que habéis traído. Y los que no pudieron asistir han pedido que volváis pronto”. Y esperamos que así sea.
Tras este momento inolvidable, partimos hacia Asís donde nos esperaba la Familia Franciscana de Asís, el grupo editorial Frate Indovino y la Fundación Assisi Missio, promotores del concierto «Fratelli Tutti – Musica per la pace» a un año del estallido de la guerra en Ucrania. Por ello, el viernes 24 de febrero tocamos en un Teatro Lyrick con las entradas agotadas ante más de mil personas de toda Umbría, que nos acogieron con gran alegría y entusiasmo.
Alguien del público describió las canciones y el mensaje del concierto como algo que pone un paño sobre las angustias que vivimos hoy en día: la guerra, el perdón, el cuidado del medio ambiente, la aceptación de uno mismo, la paz, los problemas de los jóvenes… Y que la pieza instrumental (NdR: ‘East West’), es sublime y deja sin palabras… todos encuentran en ella sentimientos personales.
Entre las autoridades civiles y religiosas presentes se encontraban monseñor Sorrentino (Asís), monseñor Maffeis (Perugia) y fray Marek Miszczyński, provincial de los capuchinos de Cracovia (Polonia), de quien dependen los conventos de Ucrania. Lo recogido durante el concierto se destinará a las iniciativas de solidaridad de la «Casa Padre Pío» de Kiev, que trata de dar apoyo material, psicológico y espiritual a las madres y a los niños que han sufrido pérdidas de familiares y daños materiales a causa de la guerra.
“Para nosotros fueron dos días de fuego, en los que también sentimos un ambiente especial. Sería porque estábamos en la tierra del patrón del Gen Verde, San Francisco, pero para nosotras volver a esta ciudad, corazón pulsante de la paz, fue realmente una inyección de energía. Estos días nos dan la fuerza para seguir viviendo por la paz y de hacerlo cada día entre nosotras y con los que tenemos delante, para llevar este mensaje donde quiera que vayamos», afirma Adriana Martins (cantante, Brasil).
El sábado 4 de marzo en Cossato (Biella, Piamonte), «Gen Verde Acoustic» en el Teatro Comunale a las 21.00 horas por la inauguración de la Semana de la Paz organizada por la Acción Católica y la Parroquia de Santa Maria Assunta de Cossato. Entrada gratuita (sujeta a disponibilidad) y donación voluntaria para colaborar con las actividades de la Parroquia y el Oratorio.
